Sentado en la arena
de la playa, solo y con una botella de acompañante, una brisa que hace que mis
lagrimas refresquen mi piel oscura, sin fuego ni algo que me alumbre, tan sólo
la luna con su adorable luz, soy la sombra en persona, solo escucho las olas
reventar en la playa desierta, bebo sin parar, me he perdido en el alcohol, tan
sólo por ser débil y no aceptar el decir lo que siento.
De pronto aparece
una chica
—Siéntate— sin
preguntarme algo le dije—.
— ¿Qué te pasa?,
¿un chico solo en una playa? —me preguntó—.
—Lo de siempre —continué—.
Soy una persona cobarde, perdí sin competir, tan sólo desearía tenerla aquí,
junto a mí.
Volteé y miré su
rostro, algo me parecía conocido.
Ella sólo sonrió, y
de pronto, al mirarle de frente su nombre salió de mi mente,
—Violeta —dije—.
—Me recordaste.
—Cómo no olvidarte —la
abracé—. ¿Qué haces aquí?
—Vine de viaje —me
miró—. hace mucho que no visito esta hermosa playa, ¿lo recuerdas?, éramos
pequeños y cada día después de clases jugábamos, lindos recuerdos.
—Así es, eran muy
lindos.
—¿Quieres jugar?
—¿Qué?.
— ¡Las traes! —se
levantó y comenzó a correr—. ¡No podrás alcanzarme!.
— ¡Ey, eso es
trampa! —la perseguí—.
No sé lo que pasó
exactamente, no sabría decirlo, pero el recuerdo de esos juegos a la luz de la
luna me hicieron renacer, soy una persona nueva para mí. Y el recuerdo de
aquella botella de alcohol solo quedó, volteé a verla y aun seguía sellada, esa
mujer que en mi infancia fue mi compañera me dio la gran lección de mi vida.
Aunque ya no la
pueda ver le doy las gracias, Violeta, la chica que el destino me puso para
valorar lo que tengo. Recuerdo aquél día y sonrío al pensarlo, espero tenerla
conmigo por siempre y para siempre.
Bolaños Gutiérrez
Tu Voz, El Viento Y Mis Poemas.
(Bolaños Gutiérrez José Roberto, 10/Julio/2006).
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