lunes, 14 de julio de 2014

La Paloma Y La Princesa.

Tristemente veía cómo caía la hoja en las últimas del otoño
La soledad y el sentirse perdido en la calma del silencio
Abruma incluso al más fuerte.
Cuenta la historia de una pequeña princesa,
A la que sus padres nunca escuchaban,
En su mente la idea de volar como el ave se mantenía presente.
Un día conoció a una paloma que volaba cerca de su torre
—Le veo muy triste señorita, ¿Pasa algo? —preguntó la paloma—.
—Quiero ser libre como tú.
—¿A qué se refiere?
—Quiero ver lo que tú ves,  volar por los aires, ¡ser libre!
—Entiendo, lo que usted quiere es ser cómo yo.
—¡Exacto!
—Le debo mencionar un par de cosas princesa.
—Te escucho.
—No soy libre como usted piensa.
—¿A no?
—Cómo verá, muchas veces tengo que sufrir más que a nadie la contaminación que los humanos provocan.
—¿Cuáles?
—Muchas veces veo comida y resulta que es algún tipo de basura humana.
—¿Basura?
—¿A caso no sabe lo que existe allá afuera?
—No, no he salido de esta torre desde que tengo memoria.
—Lamento la situación, sé que usted espera un mundo de maravillas y paisajes.
—Eso es lo que espero, siempre veo el horizonte y me imagino lo bien que se lo pasan los demás.
—Bueno, es cierto, existen paisajes y lugares donde todos convivimos en armonía, donde la naturaleza nos une como hermanos y jugamos a miles de cosas que nos agradan.
—Háblame de esos juegos.
—Son de distintos tipos, las personas fingen volar y nosotros caminar, hacemos ejercicios donde la especie humana es la que está en peligro, para ser más exactos hablamos de empatía, no todos los humanos son iguales.
—¿No todos?
—Existen personas que se preocupan por el lugar en el que viven, entienden, al igual que nosotros, que es lo único que tenemos, es lo que vamos a dejar a nuestros hijos, y es obligación de todos educar a nuestros descendientes para que esto siga siendo ese lugar en el que alguna vez jugaron sus abuelos, rieron sus padres y donde vivirán sus hijos.
—Quiero ir a ese lugar —dijo la princesa—. Quiero ser una paloma viajera.
—Puedes volar conmigo si quieres.
—Eso quiero.
La paloma convirtió a la princesa en una paloma viajera, le enseñó el mundo que le aguarda afuera de esa temible torre.
Al llegar la noche la paloma llevó a la princesa a la torre, la convirtió de nuevo en humano y se fue prometiendo visitarla día con día.
Desde este pequeño lugar en la colina con vista al castillo real puedo decirte que esta historia es verdad, yo fui testigo de este maravilloso momento.

La paloma volvía día con día para volar junto a la princesa, cómo lo prometió, cómo símbolo de esa amistad que viaja por las fronteras y llega a nuestros corazones.

Bolaños Gutiérrez

Tu Voz, El Viento Y Mis Poemas.

(Bolaños Gutiérrez José Roberto, 14/Julio/2014).

Foto:

poemasprincipeperalta.es.tl


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