viernes, 22 de agosto de 2014

Un Diálogo Que Nunca Olvidaré.

Llegué a ese lugar a las dos de la tarde, ella me esperaba en una mesa al rincón del café, la miré, ella me miró y sonrió, me acerqué cuidadosamente y le saludé, le besé la mejilla y comencé a tartamudear, ella era perfecta.

—Creí que no vendrías, ya es un poco tarde —me dijo.
—La verdad, estaba nervioso, no pensé que vendrías —respondí.
—Ambos estamos nerviosos por lo que veo.
—No sé cómo hablar contigo —la miré.
—Ya lo estás haciendo.
—Me refiero a...  —me senté—. Me refiero a que no sé cómo hablar con la perfección.
— ¿Cuál perfección?
—La de tu mirada, la de tu sonrisa, la belleza de tu rostro, los finos detalles de mujer que hacen que cualquier hombre se fije en una chica tan hermosa como tú, esas manos, esos ojos que reflejan en la mirada la ilusión por vivir, eres perfecta, y me aterra no ser esa persona, me aterra morir en el intento.
— ¿En qué intento? ¿De qué hablas?
—En el intento de ser ese hombre que merece usted, en ese hombre que le traiga felicidad desde la primer hora del día, ese hombre que le lleve el desayuno a la cama, ese hombre con el que usted se siente segura, temo no poder darle lo que merece, ya que para hacerlo tendrían que pasar tres vidas, lastimosamente sólo tengo una.
—Usted es todo lo que necesito, no se mortifique, lo que pasa es que yo no sabía cómo acercarme a ti, te veía con muchas chicas y me moría de celos, imagínate, de sólo pensar que tú ya habías desistido de esperarme y nunca me di cuenta, me aterraba que no te fijaras en mi de nuevo.
—Siempre lo hice, siempre fue usted.
—También usted lo fue y lo sigue siendo.

La tomé de las manos.

—Le pido disculpas si me tardé en llegar.
—Valió la pena esperar.
— ¿Por qué lo dice?
—Porque ahora estamos usted y yo aquí.
—El mundo deja de existir en este instante.
—Mi mundo me está hablando ahora.
—Yo muero por besar al mío.


La abracé, acerqué mis labios asegurándome de guardar cada instante en mi memoria, le acaricié la mejilla y nos fundimos en ese beso que llevaba tiempo naufragando en las aguas del deseo, hasta que un día llegó a tierras de la realidad y si éste es un sueño, por favor no me despierten.

Bolaños Gutiérrez José Roberto (22/Agosto/2014)

De Tu Mano.

Foto:

http://www.24horas.cl/tendencias/saludybienestar/article779693.ece/ALTERNATES/w620h350/Besos



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