—Mira
—me tomó de la mano—. Sé lo difícil que es sentirte vencida, sé que la vida no
siempre es justa con quien es justo, pero así es, complicada al final del día.
—El
problema es que conmigo es al amanecer y continúa así hasta que anochece —le
respondió Julia.
Julia
sabía que su vida estaba en peligro, el cerebro poco a poco dejaría de
funcionar y su luz se apagaría al final del camino, pero Ryan haría lo posible
para que ella fuese inmortal, ella no quería entender, y él no esperaba que
ella lo hiciera.
—
¿Te has imaginado cómo es el cielo? —preguntó el chico.
—Un
poco, a veces por las tardes, cuando salgo a pasear, cuando estoy en el
consultorio del médico, y cuando la esperanza comienza a agonizar.
—Debes
buscar el problema, cuando la esperanza muere, ya no queda nada.
— ¿Y
qué me queda? —Preguntó con lágrimas en los ojos—. No sabes lo difícil que es
ser una chica “especial”, no sabes lo difícil que es ser el centro de atención,
que cada movimiento tuyo es monitoreado y examinado con el más mínimo detalle,
no sabes lo que provoca el saber que ya no te queda vida.
—Tienes
razón, no sé, pero hay algo que sí, y es que si no me quedo aquí contigo, si no
te digo que al final del día todo va a estar bien, si no te digo que te quiero,
yo también moriré.
José Roberto Bolaños Gutiérrez, 2015
Nuevo Vallarta, Riviera Nayarit, México
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