A cada hora,
A cada día
Veo a las mismas personas pasar
Sonrientes, algunas tomadas de la mano
Derrochando felicidad,
Me propuse a mirar a ese genio
Que con crayolas solía pintar un bello mundo,
Al parecer no le importaba lo que sucedía acá
En este mundo real,
Traté de pedirle un consejo
Pero él solo se concentraba en los colores
Aquellos que colocaba con gran precisión en la pared.
Me sorprendí de ver a tan pequeño genio
— ¿Qué edad tienes? —curioso le pregunté.
—Siete —fríamente me contestó.
— ¿Y por qué no vas con los demás?
—Porque son aburridos, sólo piensan en que sus juguetes son
los mejores.
— ¿Eso te molesta?
—No, porque cada quién vive como quiere.
— ¿Entonces qué te pasa?
—Pasa que no viven en un mundo de sueños, de vez en cuando
debes dejar de ser normal
— ¿Normal?, todos somos diferentes.
—Ese es el punto, somos diferentes pero pretendemos ser
igual, crees que yo debería estar jugando, pero yo no quiero y eso es raro para
ti.
—Bueno es que no es normal..., ¿sabes qué?, tienes razón.
—La razón no existe, es algo que los adultos inventaron para
ser felices
— ¿Por qué piensas eso?
—Bueno, cómo ya no les queda un gramo de infancia a los
adultos, nada les hace más felices que creerse superiores a los otros y no hay
manera más sencilla de hacerlo que tener la razón.
— ¿Podrías darme una tiza?
—Sí, claro.
Y desde ese día vi el mundo de otra manera, un mundo loco y
sinceramente lo amo.
Bolaños Gutiérrez José Roberto (01/Octubre/2014)
De Tu Mano.
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