martes, 25 de noviembre de 2014

Eternidades

Construí en pequeños pedacitos de papel, un conteo que hizo mi corazón, de tantas eternidades que pasé soñando un mensaje, una llamada, o un sonido que viniera de mi puerta y me mostrase tu rostro, eso quería, he aquí un recuento de aquellos años que viví.

Eternidad Número 1:

Arrojé tus fotos y retratos fuera de la casa, no comprendía bien las cosas, sólo sé que me sentía triste, me sentía vacío y sin respuesta aparente de mis alegrías. Viví el primer día con pesadillas vivientes, no creí que fuese a sentirme tan vacío, la casa no es la misma sin ti.
Esta carta trata de decirte lo mucho que han cambiado las cosas de la noche a la mañana, y yo, bueno, sigo con la mirada hacia la calle, esperando a que por error entres en esta calle y pases por enfrente de lo que alguna vez fue tu hogar.

Eternidad Número 2:

Sigo viendo hacia el jardín, no sé por qué, pero el destino quiso que me topara con las cartas que me diste cuando comenzamos a salir, la nostalgia se hizo presente con su amiga la desesperación. Debo de admitir algo, me hice adicto a la amargura y al vivir en los recuerdos.

Eternidad Número 3:

Ya no sé si vivo o muero, si respiro aire o nostalgia, las lágrimas que he dejado sobre me cama se han secado, las flores, el jardín ya maltratado, me hice tan adicto a ti que nunca pensé en la manera de comenzar una rehabilitación si algo de esta magnitud pasaba. Le pido a tus fantasmas que ya no tengan piedad de mí.

Eternidad Número 4:

Creí haber escuchado los pasos de los niños, aquellos pequeñines juguetones que compartieron tantas tardes conmigo, y a ti, bueno, ya no espero noticias tuyas, creo que eso ya es ventaja. Mientras tanto, vivo esperando a que mis hijos entren por esa puerta.

Eternidad Número 5:

Encontré el aquél café a alguien más, no sé si sea correcto escribirlo, pero comienzo a sentirme bien conmigo mismo. Espero que sea una nueva oportunidad para levantar las ruinas de aquél castillo que construí.

Eternidad Número 6:


Te doy las gracias por haber llegado a mi vida, por enseñarme que no necesito de nadie para seguir adelante, por ponerme una desviación para que pudiera aprender el camino de regreso, si te llego a ver, con gusto te sonreiré y te invitaré un café, porque de esto los dos aprendimos, que seas feliz, sólo eso deseo por ti.

Bolaños Gutiérrez José Roberto (25/Noviembre/2014)

De Tu Mano.

Foto:

s-simolestomequedo.blogspot.com


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